Palacio de Cristal.
Autor: Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid
Este edificio surge con motivo de la Exposición de Filipinas celebrada 1887 en el Parque del Retiro. Su función era albergar buena parte del material de la muestra, concretamente las plantas y flores del territorio filipino. Para ello, Ricardo Velázquez Bosco decidió brindar a la ciudad de Madrid su prototipo de palacio de cristal.
Dado el éxito y revolución que ocasionó el famoso Crystal Palace de Joseph Paxton para la Gran Exposición de Londres de 1851, al presentar un pabellón basado en una estructura de hierro y cristal, el arquitecto burgalés quiso levantar en España su versión del modelo instaurado por Paxton: una construcción en materiales modernos en el lenguaje arquitectónico de la época para crear un espacio diáfano y visualmente permeable.
Con la presencia de un pequeño estanque que ensalza la fachada principal, el pabellón, formado por tres naves, presenta una escalinata de granito que da acceso al pórtico central. El edificio muestra una planta diáfana, donde confluyen las tres naves en términos de espacio, sin impedimentos, salvo por las columnas de orden jónico que sostienen el entramado y la estructura de hierro a modo de bóvedas de medio cañón. El pabellón muestra un cuerpo de dos alturas que aparece rematado en el centro por una cúpula, que proporciona un efecto piramidal y jerarquizador del espacio a nivel vertical.
Al analizar la planta del edificio se aprecia la base historicista de Velázquez Bosco pues es evidente la influencia de las cabeceras góticas: el ábside, los dos brazos que parten del cuerpo central y el deambulatorio a modo de girola que, además, remata una cúpula, son recursos que el arquitecto recoge y presenta en su proyecto.
Los únicos elementos del pabellón que no son de hierro y cristal son el pórtico de acceso, con columnas de orden jónico sobre basamento y la balaustrada superior. Por otro lado, las superficies no acristaladas retoman las decoraciones de cerámica policromada elaboradas por el colaborador habitual del arquitecto: Daniel Zuloaga. También fueron de especial importancia los estudios del constructor Bernardo Asín y el ingeniero Alberto de Palacio para levantar el entramado de hierro. Ambos ya habían participado en proyectos precedentes como el Palacio de Velázquez.
De este modo, el pabellón-estufa —como sería denominado para la exposición— sirvió de eje principal para la inauguración de la exhibición el 30 de junio de 1887. Una vez finalizada, estaba pensado que albergara un Museo Ultramarino. Sin lugar a duda, Ricardo Velázquez Bosco ofreció a la ciudad de Madrid uno de sus edificios más reconocibles, joya arquitectónica del Parque del Retiro.
El pabellón fue restaurado en 1975 con la intención de restituir algunos elementos y eliminar aquellas adhesiones —realizadas con el paso de las décadas— con la intención de devolverle su concepción original. A partir de este momento sería utilizado como espacio expositivo, función que mantiene actualmente, como de sede de exposiciones temporales del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.